
LEANDRO SOUZA DE LIMA
13/03/2022
Hablamos con Leandro, jugador streetball, cuya historia va unida al baloncesto 3×3. A sus 38 años, nos habla de sus dos pasiones el “Streetball” y el sueño de enseñar baloncesto a los niños y niñas de las favelas.
Empezaste jugando 5×5, coincidiendo incluso con el gran Óscar Schmidt, pero siempre has comentado que eres más “streetball player” que jugador de 5×5. ¿Qué te aporta el baloncesto de calle que no te dio el 5×5?
En realidad no empecé en el 5×5. A los 15 años fue cuando conocí el baloncesto en proyecto sociales y jugábamos un poco de cada cosa; en muchas ocasiones en los parques públicos no había gente para jugar, por lo tanto, el 3×3 o el 1×1 eran mis modalidades más comunes. Estuve muchos años jugando en los parques antes de tener mi primera experiencia en un club, a los 19 años fue cuando por primera vez tuve la oportunidad de jugar el 5×5 federado.
Por lo tanto, considero que soy de la calle desde mi origen, fue allí donde aprendí todas mis habilidades en el baloncesto y cuando llegué al club ya estaba listo para competir. El problema es que allí no cuadraba mi estilo de juego, aprendido en la calle, y los sistemas tácticos eran muy complejos para mí y tuve muchos problemas para adaptarme al baloncesto federado. Al final, no duré mucho en los clubes, nada más que 1 año, luego volví a la calle y aquí estoy hoy. He creado otro camino y este camino casi me ha llevado a las olimpiadas.
Has jugado torneos en diferentes modalidades por todo el mundo, como la “Quai 54” con Team Brazil o el “RedBull King of the rock”, que has ganado en varias ocasiones, ¿en qué torneo crees que has dejado más huella?
Creo que he dejado huella en todos los lugares que he ido, siempre he estado entre los mejores jugadores de mis equipos, casi nunca he estado alejado de los grandes momentos de un gran partido. Pero en el Figthball creo que ha sido el campeonato que más me ha marcado, porque jugábamos en casa de los americanos, en pleno centro de Manhattan y contra los mejores de las calles de los barrios más chungos de Estados Unidos, así que lo que hice allí, sin duda fue lo más grande que un jugador brasileño de la calle ha logrado hacer. Logré llegar a la final sin perder ni un partido, aplaudido de pie por todos los americanos presentes, reconocido por los grandes del baloncesto internacional, hasta los mismos jugadores me tocaban en la puerta para darme la enhorabuena… Finalmente perdí por un punto en el último minuto, con un estilo de juego que solo los más callejeros tienen coraje de practicar, hasta el proprio Dunsan Bulut no ha podido llegar más lejos en esta competición, con lo bueno que es. Como he dicho otras veces, no soy el mejor ni ha sido mi deseo, pero vivo el baloncesto de calle a lo más grande y soy muy feliz por todas las experiencias que me ha proporcionado este faboluso deporte.
